Huele a café recién hecho.
Me despierto entre una nube de divagaciones por descifrar el día, que se ahuyenta al descubrir que es viernes y él está en casa. Se debe al teletrabajo, y es el día en el que cuidadosamente riega cada una de las plantas que tenemos en casa. Emplea mucho esmero; las mima, y las vaporiza con un espray de agua. A los viernes no les falta el café.
Con mi café en mano, camino hacia la ventana por la que se asoman los pájaros y saludan entre acrobacias, parece que les gusta mostrarse, y una vez expuestas sus peripecias se aposentan en la rama de los pinos que protegen la intimidad de la casa. Si dejo caer la mirada puedo ver las raíces de uno de los árboles queriendo salir de la tierra. Grandes y robustas, sosteniendo a un pino que casi roza el cielo.
El viernes pasado, inmerso en el riego, rompió
una ramita de una de las plantas, se acercó a mí con cierta preocupación de
haberla hecho daño. Cogimos un tarro, lo llenamos de agua y la ramita sumergió
su trasero. Con el paso de los días empezaron a crecer sus raíces. Pequeñas y
delicadas.
Cada día las observo crecer al mismo ritmo que
crecen mis pensamientos. A menudo mis raíces y mis pensamientos se enlazan, bailando, creando una música, y yo aplaudo, aunque
veces, intento escaparme, no siempre traen buenos recuerdos.
Las raíces son las que nos sostienen para que no caigamos. Mis raíces me recuerdan quien soy cuando estoy perdida. Entre el ruido de la vida encuentro en ellas el silencio y la calma. Cuando hace viento me sostienen y hacen que mis pasos sean firmes. No siempre fue así, hubo años en los que quise cortarme las raíces, como si pudiera andar sin pies. Como si pudiera volar sin alas.
Si las dejas crecer serán fuertes cimientos que te permitirán llegar hasta lo más alto, donde caminan los picos de las montañas, soplan las copas de los árboles, las nubes enlazan los paisajes y entre todo ello, tus sueños esperando a ser cumplidos.
Si despejo las nubes puedo ver el horizonte, allí es donde él se encuentra, regando las plantas. Debe ser viernes y nuestras raíces, ya habrán crecido.