Un día, ya no estábamos juntos,un día, ya no eras mi compañero,
y entonces un día sufrí.
Sufrí tanto,
que nadie nunca pudo imaginar lo que te pude querer.
Aquel sufrimiento era fruto de culpabilidad,
perdida,
que se enlazaron,
y así,
pudieron conmigo.
Pero gané la batalla.
Ahora soy libre de toda culpa y tristeza.
Gané a la aberración y pude pasar a través de todo aquello.
Ahora sonrío tranquila.
Lo único que no entiendo es porque el ser humano
no puede ser feliz sin más.
Porque no podemos disfrutar de la alegría,
sin preocupaciones,
ni temores.
Hay veces que parece que necesitamos sufrir
para luego sentirnos en paz.
Por ser felices.
Como si buscáramos justificación a la felicidad,
ya que es algo tan valioso
que si no la mereces no la puedes tener.
Pues no es así.
Deberíamos ser felices,
aunque sientas que no lo mereces.
Porque el ser feliz te hace ser buena persona.
Y esa buena persona merece la felicidad.