El sol se esconde tras aquellas montañas. Altas y puntiagudas. La nieve se deposita en sus laderas dejándose caer como si de un desliz se tratara.
No dejo mi impresión a un lado por su majestuosidad.
El Himalaya.
Viendo con mis propios ojos lo que nunca imaginé.
Los pinos son tan altos como el cielo.
Y yo, me pierdo.
Su verde me resulta sonoro y los templos hacen sonar la campana con cada uno que quiere entrar a respirar la paz del rezo.
Los niños, son niños en cada rincón del mundo.
Juegan con la rueda del templo,
se ríen, gritan de la emoción
y como no, son regañados.
Suplican silencio.
El Himalaya.
Cuanto habré oído hablar sobre él y hoy aquí, tan natural frente a mí.
Aún no puedo creer que duerma a sus orillas.
Viaje a la India. Manali. Día 8-
Adriana López
Fotografía de Adriana López