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Una tormenta

Una tormenta

Ella.
Solo ella.
En su casa. En su habitación.
Entre sus sábanas.

Ella.
Solo ella.
Y sus pensamientos.

Fue entonces cuando una nube negra
se asentó sobre su almohada.
Se oían truenos.
Cada vez, más fuertes.

Ella.
Solo ella.
Y gritó.
Tan alto que hasta los pájaros
aposentados en el tejado echaron a volar.

Todo paró.
Se hizo el silencio.
Y ella, 
empezó a respirar.



Adriana López

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