Ella.
Frente al espejo.
Se mira a los ojos.
Respira.
Un tirante cae con disimulo.
Esta vez no lo colocará.
Deja caer el vestido.
Negro, de seda.
Se descubre un pecho.
Seguidamente cae el otro tirante
acompañando al sonido fresco de su alma.
Respira.
Inspira.
Respira.
Inspira.
Sus pezones alertan frío.
Sus manos siguen la inercia de sus curvas
hasta encontrarse con ella misma.
Su mirada sigue inmóvil frente al espejo.
El labio tiembla.
Sus ojos quieren cerrarse. Irse.
Respira.
Inspira.
Respira
Y gime.
Abre los ojos.