Me gusta jugar.
Convertir lo cotidiano en especial.
Sentir aromas, acariciar texturas,
disfrazar mi mente con vestuarios de otras épocas.
Me imagino vacilando al abismo que hay entre las líneas blancas,
venciendo a los escasos segundos que me invento
para cruzar al otro lado, pues el tiempo corre.
Pues el tiempo, también vuela.
Me imagino despegando hacia el cielo cuando me asombra
un bache en mitad del camino.
Me imagino siendo tan veloz que nadie puede verme al pasar.
E incluso dejando de respirar y que nadie descifre mi ausencia.
Una vez quise arrancar mis cadenas y me dibujé alas.
Estamos hechos para soñar.