Hay un momento, que sin pensarlo,
lo harías con los ojos cerrados.
Sin embargo cuando lo piensas,
el miedo se apodera de ti,
y crees entrar en pánico.
Este sentimiento va de la mano del cambio,
y una vez que te lanzas a ese abismo,
una vez que matas ese miedo,
podrás hacerlo un sinfín de veces,
y se convertirá en adicción.
Empiezas a mirar con recelo la monotonía,
y huyes de la rutina.
Tu vida cada día tiene un tic-tac diferente,
sigue vivo, puedes oírlo.
Entonces,
corres, saltas, ¡gritas!
El mundo a tu alrededor te toma por loca,
pero tú no estás loca.
Estás viva.
Adriana López.